El Presidente de Alemania (eso existe?!) pillado en mentira financiera, el Urdangarin en el Juzgado, Carla Bruni acusada de desviar 3,5 millones de euros a su fundación… Grecia amenazando salir del euro, Portugal asegurando que es capaz de controlar lo imposible, Hungría ofreciendo un nuevo rompe-cabeza a la CEE, Szarkozy hablando por primera vez de guerra (posibilidad si el euro desaparece y la unión se rompe)… El paro en el 23%, la prima de riesgo subiendo al unísono de los impuestos, los bancos siguiendo sin dar un crédito (si, perdón, algunos al 12%!!!), los números cada vez mas pesimistas/realistas…
Esta tregua de Navidad, Año Nuevo y Reyes vino de perla para las clases políticas, los bancos y Cía. El lunes ya no habrá excusa para no ver la realidad… aunque el football ganará mas protagonismo permitiendo a muchos seguir con su política del avestruz.
Si estuve viendo con temor esta realidad día a día durante estas fiestas, creo que a partir de ahora la miraré con pánico teniendo en cuenta que nadie actúa de manera tajante y ordenada. Aunque me he equivocado en una cosa (otra vez): pensaba que podíamos estamparnos contra la pared en estas fechas pero parece ser que el sistema puede aguantar todavía un poco más. O sea, que no hemos tocado fondo todavía, y eso es la buena noticia.
Otra es que las rebajas empiezan ya! Aunque aconsejo limitar el gasto a tope para ahuchar.
Y la tercera es que Irina Shayk sale en el Esquirre y aprovecho para meterla en este post. No hace la unanimidad pero eso es bueno, no deja indiferenteOtra es que las rebajas empiezan ya! Aunque aconsejo limitar el gasto a tope para ahuchar.
Un matemático, un contable y un economista acuden a una entrevista de trabajo. El primero en ser entrevistado es el matemático. El entrevistador le pregunta cuánto suman dos y dos, a lo cual éste responde que cuatro. El entrevistador lo mira fijamente y le pregunta: “¿está usted seguro?” El matemático no lo duda: “seguro”.
A continuación pasa el contable, y le preguntan por el resultado de la suma de dos y dos. “En media cuatro”, responde.
Por último, pasa el economista al despacho, y el entrevistador le pregunta: “¿cuánto es dos más dos?”. El economista lo mira con rostro serio, se levanta de la silla, se cerciora de que no hay nadie más en la sala, cierra la puerta y las ventanas, baja las cortinas y susurra al oído del entrevistador: “¿cuánto quiere usted que sea?”.
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